8 Modelo de una narración: El accidente y mi lección
Como respuesta a la asignación de una narración de una experiencia singular, Alexis Smith escribió para este curso una narración del accidente que sufrió cuando era pequeña en la granja de sus abuelos. Antes de leer esta narración completa esta sección en tu cuaderno. Después, lee la descripción y contesta las preguntas que siguen a la narración.
Antes de leer: Tú propósito al leer la descripción: Tú eres el lector pensado para esta narración; decide cuál es tu interés al leer la historia del accidente de Alexis. ¿Qué datos esperas encontrar en esta narración? Explica por qué.
Escribe ahora 4 preguntas relacionadas con tu propósito como lector cuyas respuestas buscarás en la narración de Alexis:
1.
2.
3.
4.
Ahora lee con atención la descripción de Daniel de su lugar especial. Después de leer la descripción una o dos veces, contesta a estas preguntas que siguen abajo con detalle.
El accidente y mi lección
Mis abuelos vivían en una pequeña casa de color rosa situada en medio de su gran granja, lejos de las concurridas carreteras y del ruido de la ciudad. La casa estaba al pie de una empinada colina con un camino de grava que conducía a un vasto pastizal donde pacía su ganado. Cerca, también había un pequeño estanque donde mi abuelo y mi padre nos enseñaron a pescar.
Tengo muy buenos recuerdos de los momentos que pasé con mis abuelos en su granja. De niños, mis hermanas y yo nos quedábamos con nuestros abuelos la mayoría de los veranos mientras nuestros padres trabajaban. No faltaban actividades o lugares que explorar en su granja. Normalmente jugábamos en el arroyo cercano, molestábamos al ganado o jugábamos a juegos infantiles afuera, pero nuestro lugar favorito era la casa de nuestros abuelos.
Un día, mis padres compraron un todoterreno para que mi abuelo revisara el ganado en los campos. La máquina era bastante grande y era perfecta para el terreno accidentado de la granja. A mis hermanas y a mí nos ordenaron claramente que nos mantuviéramos alejadas del todoterreno. “Esto no es un juguete y es sólo para que el abuelo lo use cuando revise las vacas”, nos dijo mi madre. Sin embargo, mi hermana Lizzie y yo teníamos otros planes para el todoterreno. Lizzie tenía ocho años y yo tenía cinco y así no podíamos entender la injusta regla de nuestros padres de no usar aquel vehículo. Sólo podíamos imaginar todas las exploraciones que podríamos hacer por nuestra cuenta utilizando una máquina tan divertida.
Una tarde, mientras nuestros abuelos estaban ocupados en la casa, mi hermana y yo decidimos que era el momento perfecto para probar el todoterreno. El abuelo había olvidado la llave en el contacto, así que aprovechamos aquel momento. Nos instruimos brevemente en los controles de la máquina y partimos en busca de aventuras. Lizzie conducía mientras que yo me aferraba a las barras traseras del vehículo. Subimos la colina por el camino de grava a toda velocidad y llegamos a la gran pradera. Allí, exploramos el terreno durante unos minutos y después nos dirigimos a las áreas de la granja que nunca habíamos visto antes.
Después de un rato comenzamos a aburrirnos de aquel paseo sin emociones así que decidimos hacer trucos y giros con el todoterreno. Lizzie empezó a conducir a toda velocidad por la empinada colina que llevaba a la casa de nuestros abuelos. Cuando estábamos llegando a la puerta de la casa, Lizzie pisó hasta el fondo los frenos, pero la grava nos hizo derrapar y nos impidió detenernos. En cuestión de pocos segundos, nos estrellamos contra el árbol que había al lado de la verja. Mi hermana había logrado saltar del auto antes del impacto, pero yo me quedé atrapada con la pierna derecha, alojada entre el árbol y el todoterreno.
El recuerdo de los eventos posteriores es borroso porque quedé inconsciente por el impacto. Cuando me desperté, vi mi pierna y estaba horrorizada. El árbol estaba envuelto en alambre de espino y, tras el impacto, mi pierna estaba destrozada. Al principio, no sentía nada, pero el dolor se volvió insoportable en pocos segundos. Mis padres me llevaron a urgencias donde me intervinieron y en unos días regresé a mi casa para recuperarme.
Este accidente no fue sólo culpa de mi hermana. Compartimos la misma responsabilidad en la decisión de desobedecer a nuestros padres y coger el todoterreno. Mis padres estaban decepcionados con nosotras por desobedecerlos, pero se sentían aliviados de que estuviéramos a salvo. De este accidente, aprendimos a escuchar a nuestros padres cuando nos advierten que nos alejemos del peligro, incluso cuando el “peligro” pueda parecer una aventura irresistible de vivir.
Después de leer la narración completa, contesta a estas preguntas en tu cuaderno.
1. ¿Acierta el escritor a contestar todas tus preguntas?
2. ¿Cuál es la idea principal que se intenta expresar en esta narración?
3. ¿Se relaciona toda la información incluida con la idea principal? ¿Qué partes no? ¿Cómo afecta al conjunto?
4. ¿Hay partes sobre las cuales quisieras tener más información? ¿Cuáles? ¿Qué información?
5. ¿Hay partes de la narración que te parecen innecesarias, redundantes, confusas? Explica.
6. ¿Es el título original y adecuado para esta narración? Explica por qué sí o por qué no.
7. ¿Captó tu interés la introducción? ¿Querías seguir leyendo? Explica.
8. Sugerencias sobre el lenguaje vivo y los adjetivos.
9. ¿Qué partes de esta narración te han gustado más?