6 Modelo de una descripción: La isla escondida

La isla escondida, por Daniel Albert

Una persona podría conducir a lo largo de la costa de Carolina del Norte y nunca verla: la Isla de Topsail. Escondida en el sureste del estado, un pantano y un bosque crean una pared que protege la isla como si fuera un tesoro abandonado por piratas en una época olvidada. Solo las personas valientes de corazón pueden descubrir su belleza y los secretos que tiene.                                                                                                                                                      

Pero sé que existe. Sé que si elijo el camino correcto, pasaré por la barrera con seguridad. La primera vista de la isla es un gran puente que llega al cielo como la mano de un gigante. Debajo del puente hay un mar de césped, un pantano que se mueve con la brisa. Hay una tira de agua estrecha entre la tierra y la isla, y muchos botes pasan debajo del puente como hormigas desfilando con propósito. Y en la cumbre del puente, una vista que puedo sentir en mi corazón: el mar, infinito y majestuoso. Enfrente del mar está la isla, larga y angosta, como una muralla de arena. 

 Puedo olerlo antes de verlo. El olor de sal y aire fresco llena mi coche, porque siempre abro las ventanillas cuando estoy cerca de mi destino. Quiero experimentar el viento inmediatamente. Con mis ventanillas abiertas puedo oír los pájaros, con sus llamadas como los gritos de muchos bebés enojados. Es reconfortante de una manera extraña: el sonido es único del mar, pero sé que las llamadas me molestarán pronto.     

Cada vez que llego, hay algo que ha cambiado. Si hubo un huracán el año anterior, hay casas que no existen, y nuevos edificios en su lugar. Cuando uno cae, otro lo reemplaza, como si fueran los dientes de un tiburón. Es triste pensar que mi isla cambia, pero el cambio es una parte de la vida: la parte que nos mueve hacia adelante. Aunque la isla es siempre diferente, la sensación nunca cambia. Para mí, llegar es sentir paz, libertad y felicidad. 

El viaje es muy largo, sin embargo, es bueno estar en la playa por fin. La arena está caliente, pero el agua es reconfortante. Camino entre el agua y la arena, dentro y fuera, como la marea. Me siento y la arena es áspera contra mi piel, como si estuviera intentando rascar el estrés de mi vida. Puedo ver muchas conchas en la arena, pero no todas están vacías. Cuando el agua retrocede, algunas conchas con colores brillantes empiezan a moverse, cavando en la arena. En unos minutos, han desaparecido. Mientras las miro, pienso que yo desapareceré pronto también y regresaré al lugar de donde vine. Es una nube gris en el cielo azul de mis días aquí, pero pasa rápidamente. 

La semana termina rápidamente también porque nada que es perfecto puede durar para siempre. Antes de darme cuenta, mi tiempo en la isla ha desaparecido. El viaje de regreso es opuesto al de mi llegada: miro las casas, el puente y la pared de bosques. En la cumbre del puente mira hacia atrás: una mirada final al mar y en un momento, la isla queda escondida. El olor de sal desaparece, pero el recuerdo permanece. Estoy triste, pero es bueno. Sé que voy a volver.